La paz.

La paz es más que la ausencia de conflictos o de guerra.

La paz implica empatía, solidaridad, justicia y amor por uno mismo y por los demás.

La paz no es sólo un derecho, es un deber de construcción continua, día a día, minuto a minuto.

La paz es un desafío y por tanto una tarea permanente, como individuos y como grupos sociales.

La paz es un estado de conciencia, que parte en el mundo interno del ser humano y se proyecta a la sociedad, en las prácticas de bien común.

La paz es el motor silencioso, optimista, alegre, que propicia un ambiente de creación para el ejercicio de la libertad responsable.

Por tanto la paz es activa, no es pasiva.

 

La educación para la paz no es solo una enseñanza teórica, el efecto de la paz está en la vivencia del buen trato siempre, en las relaciones humanas (comunidad de la sala de clases, hogar, país, mundo).

Diremos que hay paz en la sala de clases cuando sus integrantes –estudiantes y profesores- se traten con respeto mutuo; cuando  se sientan valorados como individuos únicos; cuando los problemas se resuelvan dialogando; cuando reinen la empatía y la solidaridad; cuando se sientan cuidados y cuiden a los demás.

Diremos que hay paz entre los integrantes de la comunidad escolar –estudiantes, profesores, apoderados- cuando respetemos las distancias personales; cuando cuidemos los espacios de convivencia y evitemos la burla y el acoso; cuando cuidemos la naturaleza y evitemos los daños; cuando nos entendamos en la diversidad ; cuando usemos las redes sociales para valorar a las personas y no para destruirlas.

 

No es paz.

No es paz y si es violencia, el control de las actividades de otro/a, impedir o restringir su contacto con familiares y/o amigos, los celos violentos, las humillaciones en público o privado, los insultos, las burlas, las amenazas, los chantajes, los golpes y las lesiones.

No es paz y si es violencia, el bullying y  el ciber-bullying, obligar a otros, no respetar los “no”.

No es paz, todo acto en el que una persona en relación de poder y por medio de la fuerza física, coerción o intimidación psicológica, obliga a otra a que ejecute un acto contra su voluntad, o que participe en interacciones que propicien su victimización, por ejemplo: forzar a delinquir, forzar a tener relaciones sexuales, acosar, hostigar, abusar, violar, matar.

 

El camino de una “buena humanidad” es la opción por la paz que implica convertirnos en artesanos de paz, y,  evitar y denunciar la violencia.

 

DONDE HAY BUEN TRATO HAY PAZ

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