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EDUCACION EMOCIONAL PARA LA INTELIGENCIA EMOCIONAL (con base en Eva Bach)

Las emociones son el motor de la persona. Las neurociencias han corroborado que las emociones son tan importantes como la razón para la salud y el equilibrio personal y social.

 

Mentes privilegiadas sin inteligencia emocional pueden arruinar su vida y la de los demás.

¿De qué nos sirve saber mucho si no sabemos hacer un uso inteligente y ético de lo que sabemos?

¿De qué nos sirve el conocimiento si no sabemos ponerlo al servicio de una vida mejor?

 

Todos enseñamos educación emocional queramos o no. Todos la hemos recibido y todos la transmitimos, ya que se da por modelo o contagio, aunque no haya un propósito intencionado o formal.

Si nuestras actitudes y hábitos emocionales son sanos, transmitimos una educación emocional sana.  Y si no lo son, transmitimos una educación emocional insana.  Pero siempre hay transmisión emocional.

El primer requisito indispensable para una inteligencia emocional sana es la autoconciencia emocional. Es la que evita que nuestras emociones nos manejen a ciegas y que las proyectemos también a ciegas sobre los demás.

 

Hay muchos adultos manejados por emociones no resueltas de su infancia y adolescencia, sin ser conscientes de ello. Y hay un gran miedo a descubrirlo y a lo que puede acarrear este descubrimiento. El miedo a conectar con la propia realidad emocional genera grandes resistencias.

 

Entonces ¿Por qué es importante que los adultos sepamos gestionar nuestras  emociones?

Porque una de las tareas de los adultos  es nutrir y preservar la autoestima de los niños y adolescentes, así como favorecer su proceso de socialización.  Para educar y corregir con determinación y tacto a la vez, sin ridiculizar, menospreciar ni herir, necesitamos competencia emocional.

Por otra parte, un adulto atormentado o superado emocionalmente difícilmente podrá transmitir alegría, entusiasmo, confianza y otras actitudes vitales y educativas indispensables para un buen crecimiento y aprendizaje.

 

Necesitamos conciencia emocional propia, es decir, ser capaces de reconocer e identificar lo que sentimos. Pero también saber regularlo y comunicarlo adecuadamente.

Podemos sentir cualquier cosa, pero no hacer o decir cualquier cosa con lo que sentimos.

 

Además de la escucha y la empatía, para conectar con los demás  y descifrar sus señales emocionales, nos hace falta asertividad, una competencia socioemocional básica que consiste en preguntarnos qué es conveniente decir y qué no, y cómo, cuándo, dónde y a quién.

 

Algunas situaciones que nos vulneran y nos hacen pedir a gritos  asertividad:

·         Falta de obediencia

·         Violencia y comportamientos agresivos

·         Desmotivación y flojera

·         Conflictos o falta de acuerdos

·         Situaciones de pérdida y duelo

·         Problemas de autoridad

·         Exigencia externa

·         Falta de reconocimiento social

·         Maltrato (verbal, psicológico, social)

·         …

 

Como sociedad nos hace falta aumentar las comunidades de  padres, madres, maestros y otros profesionales, que se involucren en su propio crecimiento personal, para ser “exitosos educadores” de los  adultos del futuro. Es una tarea que implica rigurosidad y persistencia frente a la sensibilización de una emocionalidad clara y realista. Así, la visión de futuro se traduce optimista, ya que nos mostraría seres humanos en un clima social de buenas relaciones humanas.

Renate Lucinda Sánchez Muñoz

Orientadora Colegio Cervantino – Putaendo

Orientadora en Relaciones Humanas y Familia

Mediadora Familiar y Educacional

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